Piezas para armar


"El sol y la luna nacieron para estar juntos, en el mismo espacio, pero cuando intentaban acercarse, se hacían daño".

Isis Tovar

“La danza no es competir sino expresar”. 

Valeria Morghen


“Siento que la relación entre estos astros, aunque caótica y salvaje, era muy interesante y poderosa”.

Sofía Marcoff


“Desearía haberlo visto en persona. La verdad no tengo palabras”

Victoria Cirett


“Había una fuerza que los mantenía conectados”.

Isis Tovar

Fragmento Sol y Luna. Coreografía y dirección Miguel Mancillas

Intérpretes Miranda García y Omar Romero

Fotografía por Antares.



De esta manera describieron su experiencia les alumnes de primer año de la Licenciatura en Artes Escénicas, la cual recibió de parte del grupo Antares Danza Contemporánea la invitación para asistir al programa didáctico “Piezas para armar”.  Por medio de la plataforma Zoom, la comunidad de Artes Escénicas se conectó a la transmisión y apreció el programa que retoma obras de repertorio con la intención de analizar el desarrollo coreográfico y ver de qué forma se replantea el cuerpo. Así, el programa consistió en la demostración de una secuencia de clase y la presentación de duetos de varios programas: “Las buenas maneras” (2019), “Algo cambió en el jardín” del programa “Disecciones” (1998), "Sol y Luna" del programa “Antes del silencio” (2001). Miguel Mancillas, director y coreógrafo del grupo, introdujo y condujo el programa. Al finalizar, el director y los integrantes de Antares respondieron preguntas y comentarios de los espectadores. A continuación, las sensaciones y emociones que percibieron, las historias que imaginaron:

Batallé en entender el concepto de esta obra, no me parecía claro, pero estaba cautivado con los movimientos de los bailarines. La energía de la compañía de Antares es muy contagiosa, te inspira a querer bailar al instante.

Samuel Serrano

Me gustaría probar una secuencia de calentamiento similar. Admiro que pudieran bailar en tacones y sin depender de la música, se mantenía una conexión. Me transmitió romance, todo se complementó entre sí. Aprecié mucho que se tomaran el tiempo de explicar cada cosa y contestar preguntas, sentir que estaban interesados en el público y su opinión.

Michelle Rendón

Hay cosas que me gustan y otras que no me encantan tanto en el trabajo de Miguel Mancillas. El entrenamiento me ayudó mucho, pero respecto al trabajo escénico, no soy muy fan. Me resultan un tanto repetitivas en cuestión de elementos y secuencias, quiero suponer que son las características que representan al coreógrafo. Lo que sí me encanta son los duetos.

Nataly Rodríguez

Me hicieron ver a dos personas dejándose llevar por el instinto animal que todos llevamos dentro. Ese instinto que muchas veces ocultamos por el bien común en nuestra sociedad. Para comportarnos en sociedad, con moral, ética y educación. El instinto animal está presente, pero por la sociedad, el ser humano reprime ese instinto.

Alexa Padilla

Fragmento Sol y Luna. Coreografía y dirección Miguel Mancillas. Intérpretes Miranda García y Omar Romero. Fotografía por Natanael Barajas, equipo Tertulia Escénica


Me pareció increíble el control del cuerpo en las cargadas. Se elevaban y permanecían en la misma posición, como si fueran estatuas. La segunda pieza me encantó, me pareció diferente porque los bailarines además de conectarse con el movimiento también lo hacían con la voz e incluso con besos. Creo que simulaban personas que ya estaban muertas. Observé al hombre muy insistente y en la mujer noté que siempre estuvo muy segura y no cambió su “No” como respuesta. Parecía que el sol y la luna nacieron para estar juntos, en el mismo espacio, pero cuando intentaban acercarse se hacían daño. Sentí que la mujer confiaba en que ellos lograrían algún día estar juntos. Había una fuerza que los mantenía conectados, hasta que el hombre decidió romper con esa conexión.

Isis Tovar

Me hizo volver a conectar con la cercanía humana en el ámbito artístico. La energía de los intérpretes era impresionante, te sumergía en los sentimientos, dejé de pensar en lo superficial. Disfruté poder ver la obra de forma virtual ya que así pude ver lo que el director quiere que veas; esto me permitía ver los movimientos en el momento exacto.

Victoria Salazar

Después de ver varias coreografías de esta compañía, se volvió algo predecible para mí, repetitivo; la maravilla y sorpresa que sentí la primera vez que los vi ya no estaba. Entiendo que es un estilo, su “firma”, y es muy particular su técnica, pero se vuelve cansado ver casi lo mismo en sus coreografías. Por ejemplo, los pies hacia dentro simulando estar chuecos, el flex constante, la forma de retorcerse, las calidades de movimiento: rápidos, fuertes y ligeros, levantamiento relajado de brazos con palmas hacia el cielo, los hombros arriba, las cargadas, particularmente una de cintura, giro con una pierna y la otra atrás en attitude con brazos en segunda, gestos como abrir en grande ojos y boca, sacar la lengua, hacer sonidos o decir algún texto y claro el beso. Reconozco y realmente admiro su trabajo, la estética es hermosa (música, luces, vestuario), todo es elaborado, exacto y asertivo. Mi único conflicto es que puede llegar a volverse monótono por haberlos visto tantas veces, me aprendo sus pasos.

Citlalli Villa

Me daba mucha curiosidad imaginarme cómo sería esta función vía zoom. Como bailarines nos ha costado mucho acostumbrarnos a esta nueva modalidad de impartir y tomar clases, no obstante, los bailarines tomaron esta nueva forma de “vida” y lo convirtieron en algo sorprendente, tan expresivo que a pesar de verlo a través de la pantalla te transmitía cada sentimiento. Me gustó mucho cómo los bailarines se adaptan tan bien a cualquier situación, como el tener que usar zapatillas, el cambio de música y claramente también a la situación en la que vivimos. Verlos me motivó para adaptarme cada día más a mis clases en línea, en esta función encontré inspiración que llevaba tiempo buscando.

Valeria Morghen

Yo pensaba que una coreografía se hace pensando en una música en particular, me asombró ver que no es necesariamente así. Su expresividad tan intensa y por momentos perturbadora es capaz de poner la piel de gallina a cualquier persona, incluso detrás de una pantalla, una comunión entre la pasión y la anomalía del cuerpo humano.

Samantha Quijada

Agradecí tener comunicación al final de la función, me nutrió mucho. Un beneficio de la virtualidad es el poder enfocar la cámara a una parte específica, donde la energía está concentrada. Mi favorita fue la de sol y luna, sentí que fue una coreografía muy completa, la música te genera una experiencia mucho más intensa.

Paulina Miranda

Al ser mujer, me sentía altamente identificada con la bailarina. Todo el proceso fue angustiante, quería que acabara (pero a la vez no), solo quería que me dieran un final feliz, el cual creo que obtuve, aunque no estoy muy segura. Cuando supe que esta coreografía había sido interpretada hace bastantes años ya, me puse a pensar en cómo esta ha sido una problemática que se arrastra desde hace tiempo. Siento que la relación entre estos astros, aunque caótica y salvaje, era muy interesante y poderosa; me enoja que al final, por factores externos, el sol decidió dejar de lado a la luna ¿cómo se atreve? ¿Quién cree que es él para deslindarse de la conexión ancestral? La luna, tan sensual y hermosa, fue apartada de la historia.

Sofía Marcoff

Parecía como si lo hubieran hecho de toda la vida. Empieza una pelea que la mujer trata de parar. Ella no quiere, pero el hombre sigue insistiendo. Se refleja lo que las mujeres estamos viviendo actualmente. Había una persona detrás, como un vagabundo. Ve todo pasar, pero no interviene. Lo asocio con la sociedad que ve situaciones pero solo están como espectadores sin ninguna acción.

Ayleen Fierros

Proyectó en mí la definición del trabajo y dedicación de estos majestuosos intérpretes. La dedicación se admiraba completamente, me empapé de asombro. Me identificaba en las tensiones y emociones que se transmitían juntos. Me imagino los procesos que tuvieron que pasar para llegar a esa conexión en los duetos.

José Arballo

De la obra “Algo cambió en el jardín”, entiendo que fue montada en 1996, pero me produjo una semejanza con la situación que se vive actualmente en referencia al acoso hacia las mujeres. Me pareció una obra fuerte, donde puedo sentir la incomodidad de la chica al querer alejarse del hombre. Sentí algo de impotencia y enojo durante toda la presentación.  En “Sol y la Luna” sentí la tensión entre los intérpretes porque veía como debían estar juntos, pero había una resistencia.

Ana Michelle Bustamante


 Programa Disecciones, obra Algo cambió en el jardín (1998).  Coreografía y dirección Miguel Mancillas
Intérpretes Guadalupe Ballesteros e Isaac Chau. Fotografía por Antares.

No pensé que me fuera a gustar o emocionar por el simple hecho de ser virtual. Sin embargo, me quedé hipnotizada, el grupo demostró ser más que capaz de adaptarse y expresarse aun a través de una pantalla. He estado desanimada con respecto a la carrera a la que he decidido entrar, pero esta presentación me animó mucho. Si así lo sentí como espectadora, me emociona imaginar cómo se sentirá siendo la intérprete.


Andrea Campos




En la foto, equipo Antares de izquierda a derecha (primera fila), Diana Salazar, Omar Romero, 
Miranda García, Guadalupe Ballesteros , Zulema Campamocha, David Salazar.
 Fila de abajo, Erick Zaragoza, Victor Ledesma, René Leyva. 
Fotografía por Natanael Barajas, equipo Tertulia Escénica.


Selección de textos y corrección de estilo por Diana Laura Loya.

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