De nuevo, el Desierto en abril (primera parte)
Después de tres años
de realizar Un desierto para la danza en otras épocas, este año el mes de abril
fue nuevamente para la muestra de danza contemporánea. El evento organizado por
el Instituto Sonorense de Cultura, celebró 30 años de existencia con una serie
de funciones en el Teatro de la Ciudad, Cineteca Sonora, Plaza Central de Casa
de la Cultura y Plaza Bicentenario. También se llevaron a cabo una exposición
fotográfica, un conversatorio y tres talleres de danza.
Los universitarios
de artes escénicas acudieron al Teatro de la Ciudad y presenciaron las
propuestas coreográficas de los distintos grupos artísticos y creadores. A
continuación, la primera parte de las reflexiones y apreciaciones de los
estudiantes que compartieron con La Tertulia Escénica.
Sobre Un Desierto para la Danza
Había escuchado de este evento desde que
estaba en Xalapa y me emocionaba muchísimo la idea de poder presenciarlo en
vivo y a todo color, de ver a cada uno de los grupos y bailarines invitados.
Estuve en lo que fue la inauguración de la galería donde pude apreciar una
pequeña parte de la historia de la danza contemporánea en Hermosillo, vi
momentos de la conocida compañía Antares Danza Contemporánea, Producciones La Lágrima,
Margarita Danza Aquí, entre otros grupos y colectivos independientes.
Creo que es necesario conocer nuestro pasado, saber quiénes fueron los pioneros de lo que hoy es la danza contemporánea en México, lo que se ha hecho a través de los años y más sobre lo que se está haciendo hoy. Hablando desde mi lugar como estudiante, somos bailarines en formación, sí, pero también estamos entrando al mundo de la profesionalización y como profesionales es nuestro deber hacer comunidad, no solo hacer danza sino ir a ver danza, conocer a nuestros docentes en su carrera escénica, ver a nuestros compañeros que en un futuro serán nuestros colegas de trabajo y colaboración. Es imposible no repetir la historia si no conoces tu pasado.
El Desierto me parece una oportunidad
bellísima para acercar a la comunidad a ver danza. Sin embargo, no me parece
que haya sido un evento gratuito, porque se malacostumbra al espectador a no
pagar por el trabajo del bailarín.
Quiatora Monorriel / Rosario Ordóñez
Sonora – Oaxaca
Sábado 22 de abril, Teatro de la Ciudad
“Sobrevivir
al vacío” es una obra de danza de Quiatora Monorriel, coreografía y dirección escénica de
Evoé Sotelo, interpretada por Rosario Ordóñez, el diseño de arte e iluminación
de Mauricio Ascencio, música de Conasupo.
El diseño de arte e iluminación de Mauricio
Ascencio dio las vibras perfectas para el sentimiento de vacío. A lo largo de
la presentación logramos ver a la intérprete desatarse y acercarse poco a poco
a la luz, saliendo de ese vacío, despojándose por completo de todo lo que la
limitaba.
La Música de Tomoko Sauvage, con diseño sonoro
de Conasupo, te hacía sentir dentro de un callejón, totalmente sucio y oscuro,
escuchando goteras por todas partes. El diseño del escenario, la música, la
iluminación y la maravillosa interpretación te hacían sentir dentro de ese
vacío inexplicable y desesperante del que tienes la necesidad de huir.
La obra cumplió su objetivo, al hacerte sentir
en ese vacío del cual te necesitas despojar.
Comencé a imaginar qué sentiría la intérprete con todos esos nudos
unidos a esa estructura, y me comencé a sentir asfixiada, inmóvil y presionada.
Me hundí en el vacío sin fondo.
Pulso Compañía de Danza
Lunes 24 de abril, Teatro de la Ciudad
La obra
“Bosque: Movimiento desde lo irreversible” es interpretada por: Juan Meza,
Janice Platt, Erika Suárez, Noelia Rojas, Tania Hernández. La dirección de la
obra y la compañía es de Mijail Rojas. La entrada a esta obra tuvo cupo
limitado.
Los intérpretes
de esta obra son maestros de la escuela en la que estoy, la Facultad de danza
de la Universidad Veracruzana, por lo cuál participé en esta función como guía
ya que era una obra inmersiva que se llevaba a cabo dentro del escenario, ayudé
tanto en la construcción de la escenografía como en el desmontaje de ésta
(considero que es igual de importante aprovechar el festival, no sólo como
espectadora sino también como ayudante de la producción).
Bosque
es una metáfora que habla de la psique del ser humano, la historia de nuestro
pasado escondida en la memoria. Plasmó las marcas, los deseos, las preguntas
que a lo largo de la vida nos hacemos y nos perturban, somos fantásticos porque
somos seres humanos, nos criticamos y criticamos, nos juzgamos y juzgamos,
abrazamos, sentimos y lloramos. Somos una memoria fragmentada.
Somos escena
Hermosillo, Sonora
Martes 25 de abril, Teatro de la Ciudad
El Colectivo
Somos Escena presentó el programa de obras cortas “Rutas Alternas”, el
cual consistió en las coreografías “Paseo”,
“Sigilo”, “Rojo No. 9”, “Autorretrato 32” y la proyección de animaciones
titulada “En trazos”. El colectivo es dirigido por Tania Alday; los intérpretes
son: Aura Domínguez, Miriam Marcor, Paula Ornelas, Joel Durazo, Tania Alday y
Angélica Morales (bailarina invitada).
Fueron
varias coreografías cortas y una proyección donde se iban mostrando varios
dibujos con pequeños escritos. Algunas coreografías me gustaron, otras para
nada.
La primera fue un solo
ejecutado por una chica, me gustó, pero sentí que no había un hilo para
entenderla. Con lo que quedé impresionada fue con la fuerza de sus piernas, la
mayor parte de la coreografía eran movimientos donde se quedaba en una pierna,
elogio la fuerza de oposición, su base se veía fuerte y en ningún momento la vi titubear o
desestabilizarse.
En la segunda pieza bailaban tres
chicas, fue larga y difícil de ver; no había peso en los movimientos. El
vestuario estaba muy bonito pero me pareció que no ayudaba, al contrario llegué
a pensar que les estorbaba. En un momento empezaron a hablar pero no supe que
decían, no escuchaba y esto me hizo sentirme incómoda.
La proyección
me gustó mucho, los dibujos se me hicieron lindos y me generaban pequeños
sentimientos al empatarlos con la música (me quedé con ganas de saber como se
llamaba) pero fuera de eso, no encontré la razón por la cual proyectaban esas
imágenes y los textos, qué relación tenían con las dos piezas anteriores. Lo
sentí como si hubiera sido otra cosa totalmente aparte, como un espacio de
descanso o de anuncios.
La última
coreografía fue un dueto de una chica y un chico. El inicio me impresionó por
dos razones: la primera porque los movimientos de la espalda y las extremidades
de la chica tenían una calidad y una organicidad muy bonita y fluida, la
segunda porque pensaba que era un chico y cuando se levantó me di cuenta de que
no lo era. Mientras avanzaba la pieza iba perdiendo interés, aun así, la calidad
y manera de bailar de la chica, en términos de técnica y formas era
disfrutable. El chico estuvo todo el tiempo parado y caminando por el escenario,
a veces me preguntaba ¿Qué hace ahí? Mi respuesta llegó cuando la chica acabó
su parte de la silla y se acercó al chico. No me esperaba que se dieran un
beso, pero tampoco me sorprendió, lo que si me sorprendió y mucho, fue cuando
se separó la chica y poco a poco iba saliendo una especie de hilo o cuerda de sus
bocas, la cual se iba extendiendo mientras se alejaba la chica. Al ver esto, lo
único que pensé fue: “¿cómo diablos tenía todo eso en la boca ese hombre?, ¿Cómo logró agarrar el extremo del hilo la chica sin que se hiciera nudo?, ¿Cómo puede mantener el chico el hilo tensado sin que se rompa o se detenga al
estarse alejando la chica?”; pero lo
principal fue: “para eso estaba el chico”.
Silvia
Alexa Peñuñuri Bolado
“De construcción”
Sorta Proyect & Physical Momentum
Bélgica / México
Miércoles 26 de abril, Teatro de la Ciudad
“De construcción” es una obra en la
que se unen para su realización las compañías de danza Sorta Project &
Physical Momentum. El concepto, dirección escénica e interpretación es de Paola
Madrid y Francisco Córdova. El programa de mano digital describe la obra como
“una propuesta escénica de dos cuerpos que en correlación con el espacio sin
bordes, abordan la vibración de la
materia. Una metáfora del tiempo, la luz y nuestras propias limitaciones”.
El trabajo de los cuerpos en escena es impresionante, no solo son como dos animales tratando de entablar una comunicación, son dos cuerpos trabajados, fuertes, precisos y claros, con una energía muy fuerte, ambos estaban en una armonía que era solo cosa de ellos mismos, como si todo lo del espacio no estuviera.
La chica tenía una potencia mayor al hombre, un estar en escena fuerte y aunque la relación con su compañero fue bajando poco a poco durante la pieza, ella crecía, la sentía más clara, más precisa y más sola, porque la relación con su compañero estaba bloqueada y no solo por la escenografía (las láminas colgantes) sino porque el dueto que inició la obra, se volvió en dos solos, pero no en el mismo espacio.
Me paso algo muy claro con el hombre, había
una diversión y un disfrute del movimiento muy rica que relacioné conmigo, con
el hecho de solo disfrutar lo que haces porque lo haces bien. Sinceramente,
verlo a lo largo de la pieza fue muy grato, pero después de ver todo lo que
podía hacer, ya no me daba algo más que solo movimiento, un poco repetitivo,
fuerte, pero que se fue en una línea plana, en hacer y hacer, sin un
crecimiento exponencial, ya que el propio movimiento se prestaba para ir en
aumento. Sobre esto, pensé: así quiero moverme por un rato, pero tratando de
buscar una razón clara del porqué lo haría.
En ocasiones menos es más y en esta pieza yo lo sentí así. A mi parecer, la pieza estaba estructurada en diferentes partes y no en una sola unión, tuvo varios finales y diferentes escenas que se saltaron sin darle un cierre a lo que estaba pasando.
La iluminación fue un poco distractora, ya
que, en ocasiones te dejaba un poco ciego y no podrías apreciar lo que sucedía
en escena. Que no hubiera piernas si fue molesto, porque podías ver a los
técnicos con sus lámparas (haciendo su trabajo), pero distrayendo.
Para empezar, la
producción tan elaborada de la obra De construcción me llamó la atención
y despertó mi interés. Quedé encantada con la pieza que presentaron. Vi cosas
muy lindas en Francisco Córdova y Paola Madrid, ambos intérpretes-creadores,
pero la que más me llamó fue Paola, casi me fui de corrido con ella de inicio a
fin. Unos dicen que no estaba tan fuerte como Francisco, pero a mí me encantó
verla a ella. La iluminación, la música, el movimiento de los paneles (el
escenario estaba lleno de paneles) y el movimiento de ellos dos fue mágico, me
teletransportaron a otra dimensión. No soy fan de la danza abstracta, pero con
ellos fue todo un viaje, su movimiento me hipnotizó. La música era maravillosa,
podía ver un desierto en el escenario mientras escuchaba la voz de la mujer y
cuando los paneles se movían era como ver un mar de arena. La estructura fue un
lindo regalo, no había visto algo así en vivo.
Se movían con tanto gozo, que verlos me
incitaba a bailar. Me inspiraron a que, a pesar de que el mundo esté en caos,
nunca dejemos de bailar; los intérpretes seguían moviéndose, descubriendo,
aunque por momentos parecía que les caería encima la escenografía. Parecían almas
moviéndose como aguas, gotas, mares, ríos, hasta el agua del sudor y las
lágrimas.
Me pareció muy impresionante el tema de las
luces y la escenografía. En algunas ocasiones tiraban luz al público también, y
eso te despertaba, te activaba, aunque a algunas personas no les vino tan bien.
Las luces fueron un tercer participante activo en escena, ahora me doy cuenta
de su importancia.
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